El fenómeno de Marie Kondo, que en el 2019 llegó a nuestras casas a través de Netflix, nos abrió una puerta insospechada y saludable. “El objetivo de ordenar es aprender a valorar lo que tenemos para que la familia alcance la felicidad y pueda vivir cómoda”. Esto implica quedarnos solo con las pertenencias que de verdad utilizamos y nos dan felicidad. Ya sea que sigamos un método de Marie Kondo o que tengamos nuestro propio método, la pregunta importante es: ¿qué hacemos con todas las cosas que ya no vamos a utilizar?
Una gran parte regalamos, apoyando a grupos que necesitan toda la ayuda que puedan recibir. Pero muchas otras cosas las volvemos a guardar. Por si tenemos otra niña… o para un sobrino… o de recuerdo… o porque nos da pena regalar. De esta manera acumulamos cosas que definitivamente podrían tener un mejor destino.
Afectaciones ambientales
El consumismo y la moda rápida han crecido de manera acelerada en las últimas décadas. La industria textil es en la actualidad una de las más contaminantes del planeta. Según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid, para fabricar un solo jean se requieren entre 2.130 a 3.078 litros de agua. Con esta cantidad de agua podrías tomar 1 litro diario durante 6 a 8 años. Otros estudios hablan hasta de 2.000 galones de agua por cada jean (7.560 litros).
Afortunadamente, no hemos vamos dando cuenta del impacto ecológico de nuestras decisiones de compra. Entendemos que también somos responsables de lo que pasa con nuestras cosas una vez que ya no las necesitamos. Estamos conscientes de que no se desintegran y buscamos soluciones activamente. Entonces apareció la moda circular, que no es más que buscar alternativas para que los productos tengan una vida útil más larga.
En países como el nuestro el reuso de artículos personales y del hogar ha sido más lento. Otros paises más desarrollados como Estados Unidos e Inglaterra, nos llevan mucha ventaja. Pero en Ecuador vamos poco a poco rompiendo el tabú. Y las nuevas generaciones son las responsables: más informadas y con menos complejos, están liderando estos cambios sin retorno.
Pandemia
En el 2020 la pandemia normalizó el comercio electrónico, cambiando para siempre la forma en la que hacemos negocios. Pero tristemente, uno de los principales impactos fue la economía de un gran porcentaje de familias, Para muchos ahora es imprescindible buscar alternativas que se ajusten a su reducida economía.
Y así, comprar y vender ropa usada, o artículos del hogar usados y en buen estado, se volvió una gran solución para todos. Ayudamos al medioambiente, apoyamos la economía de otras familias, nos permite vivir de manera más sustentable y además generar un ingreso que siempre es bienvenido. Después de todo…. ¡hacer lo correcto siempre tiene su recompensa!
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